29.7.11

CALLA

Calla, que con tus palabras no acaricias mi vacío (eterna espera desconocida, temperamento variable y homicida de la estabilidad. Eterno problema existencial…)

Mis lágrimas brotan una y otra vez tratando de hurgar entre tus letras. Hay un agujero repleto de la mismísima nada; repleto de necesidades y la cura en la caridad de palabras, palabras que llevan, contemplan, alejan, se hunden y buscan en este vacío infinito. El daño se acumula.

El vacío es a cada instante más poderoso y se adueña. Hace tiempo que no escucha lo que tengas para decirle, a la vez no dices nada.

No alcanza leer para curar heridas, para irse a dormir en paz por las noches con esas frases sabias. No alcanza…se necesitan palabras. Palabras que nunca van a ser encontradas.

Que cálido placer habría en las palabras que sean capaces de rozar rostros, una brisa que quiera llegar hacia nosotros con tan solo un susurro.

Tus palabras, solamente viajan en tu mente o ni siquiera eso, no lo sé.

Tu conocer es hermoso y a la vez es tristeza; difunde sabiduría, difunde temor. Tus palabras no hacen la metamorfosis en tus labios con tu aire. Quedan dentro del cofre que guardas en tu mente, igualmente no te des cuenta… porque tus palabras no acarician mi vacío. No entiendo de qué manera intentas curarme.

Calla, (que los sueños sucumbieron, fueron devorados por la mente e intuyo que permanecerán así).

La noche cae y el pecho destrozado grita, no entiende, no entiende ninguna idea. Se cierra. Las palabras siguen sin encontrarse (la espera continúa).

Ni siquiera el silencio tiene sentido hoy; que sufre, como siempre; y espera, como NUNCA.

“Daño…. siempre… silencio…. Tú… donde estas?... nunca…”

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