29.7.11

OTRO CUENTO DE HADAS

Otro cuento de hadas saboteado por la confusión de sus palabras, una magia que se terminó con el tiempo y las costumbres que fueron desapareciendo con el ritmo de los días, significaría para mí: resignarse a la inexistencia de lo que llaman amor eterno.

Te miro una vez más, desde lejos. Sé que no notas mi presencia por eso continúo escribiendo éstas líneas. Doce de febrero, Cuatro de Octubre… son fechas que mantuvieron mi encanto, un brillante encanto. Hoy ya carecen de sentido.

Me queda una última visita hacia mi alma, a la cobardía, esa incapacidad de llenar tu vida con mi ausencia funesta. Por esa causa elegí escribir, dejarle a usted el legado de mis causas infelices, de las groserías que jamás le dije, de las cartas que no le dí, de los besos que no se inspiraron a rozar su boca, de los abrazos absurdos y de los sentimientos que nunca le demostré…todo lo que no creí necesario desde el día en que comencé a padecer la soledad estando a su lado.

Seguramente, él no comprende los motivos por los cuales pasé para llegar hasta hacer esto, usted sí. Sabe que no suelo descansar de la manera apropiada, ya no disfruto de mi soledad, no tengo a nadie para compartir mis intereses, cada paso que da me lastima y me hace chocar contra la pared, ya no me permite entender ciertas cosas ni me pide explicación sobre las mías, un ruido permanente en mi cabeza que me empuja al vacío. Aprovecho para contarle que ya no me gusta lo que veo en el espejo, no me gusta estar sola sin nadie que me busque o se pregunte por mí. Ya no tengo fe de avanzar, nadie me hace creer importante, nadie deja por mí, ni cambia nada por mí, tampoco confía plenamente sus secretos. ¡Alguien que me diga que a pesar de todo creamos lo mejor y busquemos vida con ese objetivo!

Me entierro en mí misma con ésta tinta, en la negra fantasía de morir en el papel, desangrarme gota a gota en cada palabra escrita, un suicidio lento que usted está leyendo ahora. Me libero, me extingo de mi nefasta situación. Una mezcla de placer y dolor a la vez. Las palabras son justas, inteligibles y van directo a mi sepultura.

Necesito que me ayude, sáqueme de esto manteniéndome en su mente por un instante. Tenga en cuenta que una línea es un puñal, un mar de pensamientos y sentimientos donde concluyo mi vida por completo.

Él nunca lo sabrá, mucho menos luego de derrumbar nuestro humilde hogar, ha incendiado recuerdos y ha ahogado mi felicidad. Usted es con la única persona que puedo contar.

Gracias por prestarme algunos minutos de su atención, por estar hoy cerca de mí y leerme morir. Adiós.



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